viernes, 27 de febrero de 2015

A dos años de la desaparición fisica de Juan David Pineda Cardona, su legado es cada ves más Grande

Por: David Martínez
“He vivido por la alegría,
Por la alegría he ido al combate,
Y por la alegría muero.
Que la tristeza nunca sea unida a mi nombre,
Hombres os he amado,

¡Estad Alerta!” 
Julios Fucik, Reportaje al Pie del Patíbulo

Estas palabras tienen  una dificultad muy alta, poder expresar ¿Quien fue Juan David Pineda?  ¿Qué significa Juan para nosotros?, ¿Para mí?, es un reto que difícilmente se logrará en unas líneas,  pero por más difícil que sea, la tarea que nunca podemos abandonar ni dejar a medias es transmitirle a los   jóvenes que asumen el camino de la lucha por la construcción de una Colombia que configure como apuesta generacional:  La  dignidad, la justicia social,  en donde el buen vivir sea el pan real de cada día para el conjunto de nuestra población, a cada una de esas personas que asumen este camino,   les debemos transmitir que ese proyecto sigue siendo una apuesta y posibilidad real,  gracias a personas como Juan David, que tuvieron la capacidad de configurar el conjunto de su vida en función del más sublime de los proyectos humanos,  “el Otro”, la “la Otra”, se viene a mi memoria una consigna del movimiento popular argentino “La Patria es el otro” el otro como la posibilidad de encontrarse y desarrollarse como  individuo y como pueblo.

Iniciar estas líneas con las palabras del comunista Checo Julius Fucik, escritas mientras se encontraba  retenido por el ejército Nazi,  y a escazas horas de ser fusilado, sin encontrar en ellas una gota de arrepentimiento y tristeza, nos empieza a dar una dimensión del tamaño de la persona a la que pretendemos recordar y homenajear en este momento,  recuerdo el apasionamiento de Juan al leer a Julius, recuerdo el amor profundo que él sentía cuando encontraba este tipo de documentos históricos, en los cuales el ejemplo se configura en piedra angular de la práctica, esa  fue una gran característica de Juan, llevo  la revolución como practica en su vida cotidiana.

Juan  asumió desde muy temprana edad, retos que serían  difícilmente  desarrollados  por  cualquier  persona con muchos más años que él, retos que a base de dedicación,  conciencia, sacrificio, rectitud,   ejemplo convertido en práctica, retos que   logro sacar adelante  de la mejor manera.

Hoy lo recordamos,  no para llorar su muerte, por más que algunas lagrimas sigan saliendo, hoy estamos aquí para lanzar vivas a la vida,  levantar la vida como bandera y combate, la lucha como forma de ser libre, Juan logro cosas que pocos seres humanos logran en este contexto,  “vivió para la libertad” honró la alegría como forma de vida, Nuestro Juan,  a sus 26 años nos dejo grandes enseñanzas de vida, que hoy cada uno lleva dentro de sí, y las convierte en faro que ilumina nuestras vidas en los distintos escenarios en los que nos desempeñamos.

Nos quedamos con charlas inconclusas,  con caminatas todavía por dar, abrazos por compartir, conspiraciones por desarrollar, planes por ejecutar,  dejo un vacio gigantesco en su familia, en su madre, abuela, padre, hermano, compañera, tíos, tías,  primos  en cada una de las personas que lo vieron crecer. Nosotros tuvimos el honor y privilegio de crecer a su lado, de forjarnos con sus planteamientos, con sus carcajadas explosivas,  ver el alba a su lado mientras le arrebatábamos una conversación al amanecer,  Juan vivió deprisa,  pero no por eso dejo de edificar una huella del tamaño de los imprescindibles, y es por eso que estamos aquí alzando la mano, con la convicción que los sueños de Juan, que la vida de Juan estará siempre presente  y  estará al lado nuestro en todos estos años de camino que debemos seguir recorriendo organizando, avanzando  y por sobre todo triunfando, Por Juan, por cada uno de esos imprescindibles que han dado su vida entera en función de edificar una sociedad en donde cada quien tenga el derecho de vivir en Libertad, en donde se le garantice  a toda la población la salud, la educación, “la alegría como derecho”.

Aclaro que estas líneas  no tienen un milímetro de idealización, pues  sobre todas las cosas Juan fue un gran ser humano, y allí está incluido el error, la falla, el caer  pero sobre todo el levantarse, reconocer, replantear  y el superar.

Hermano, amigo compañero, camarada hasta siempre, porque nunca  te iras de este camino que seguimos transitando, el de la libertad y la dignidad.

En  cada paso de avance del pueblo colombiano estará siempre nuestro Juan.

Tu amigo David.

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